Tipos de piel: características y cuidados
¿Sabes que existen varios tipos de piel diferentes? Algunas personas tienen una piel normal, otras la tienen grasa, las hay con ella seca y por último están aquellas que la tienen mixta. Te ayudaremos a conocer la tuya y también te daremos algunos consejos para su cuidado.
Índice de contenido
Los tipos de piel
En primer lugar, te vamos a mostrar cuáles son los tipos de piel más comunes. A medida que vayas leyendo irás descubriendo cuál es la tuya. Esto te será de gran ayuda para elegir los productos específicos para su cuidado.
Piel normal
Se considera que una piel normal es aquella que se mantiene en un punto medio entre el exceso y el defecto de grasa. Es decir, tiene brillo y se ve nutrida, pero sin sobrepasar unos límites adecuados. Por otro lado, no se ve agrietada tirante o enrojecida por efecto de las agresiones externas habituales.
El tacto de una piel normal es suave, sin irregularidades ni imperfecciones evidentes. Esto se debe a que los poros no tienen obstrucciones al expulsar el sebo o el sudor y por tanto no se producen granos ni acumulaciones de grasa. Además, al tener una capa de grasa adecuada está correctamente protegida de la polución y de otras agresiones que taponan los poros y causan irritación u otras alteraciones.
Otra de las características de la piel normal es que soporta los rayos UV producidos por la radiación solar mejor que la seca. Es básica la protección con cremas solares, pero tendrá mejor resistencia que las demás.
Eso sí, es muy importante cuidarla porque no dura para siempre ni es inmune a los problemas que aceleran su deterioro. Hay que utilizar todos aquellos productos específicos para prolongar el tiempo que se mantendrá en perfectas condiciones.
Piel grasa
La piel segrega sebo o grasa de manera natural en una cantidad apropiada. Esta sirve para evitar la evaporación excesiva y también para protegerla de algunas agresiones externas, como la polución. Cuando la producción de grasa es excesiva se produce la piel grasa.
Las zonas más afectadas por este problema suelen ser la frente y la nariz, aunque abarca todo el rostro y otras zonas del cuerpo, como el cuero cabelludo. Las personas con este tipo de piel tienen muchos brillos. Pero no solo eso, este exceso produce dermatitis seborreica, puntos negros y espinillas.
Piel seca
La piel seca es aquella que pierde rápidamente su hidratación. Tiene un bajo aporte de sebo y la evaporación ocurre de manera muy rápida. Tiende a generar arrugas y es propensa a sufrir dermatitis atópica, ictiosis y psoriasis.
Otro efecto de este tipo de piel es que se rompe con facilidad. Las grietas suelen aparecer especialmente con el frío, aunque no se trate de temperaturas extremas. Además, tiende a la descamación y a una cierta decoloración. Es especialmente evidente en la cara, el escote y las extremidades.
Piel mixta
La piel mixta es la combinación de otros dos tipos de piel. Por ejemplo, existen pieles que pueden combinar la piel normal con la grasa y presentar otras zonas secas. Esto ocurre cuando, por ejemplo, la llamada zona T de la cara, que abarca la frente, la nariz y la barbilla, es grasa mientras que el resto del rostro es seco.
Cómo reconocer mi tipo de piel
Las definiciones que te hemos mostrado sirven de guía para identificar el tipo de piel. Pero, aun así puede que tengas dudas y continúes haciéndote la pregunta «¿cómo saber qué tipo de piel tengo?» En este caso, lo mejor es que acudas a un dermatólogo para que realice un análisis detallado. Es mejor hacerlo así para saber qué productos debes utilizar para corregir el problema.
Cuidados para cada tipo de piel
Hoy existen diferentes gamas de productos para cada tipo de piel. La hidratación es necesaria en todos los casos, pero siempre de la manera correcta. Asegurarte de elegir el adecuado es muy importante para no tener un efecto contrario al deseado.
La crema para piel grasa, por ejemplo, es menos untuosa que la que se utiliza para una piel normal y mucho menos densa que la que se emplea en una seca. La crema para pieles mixtas tiene componentes específicos que nutren sin añadir grasa, teniendo en cuenta ambas opciones.
Los tipos de piel y sus características pueden cambiar. Hay que atender a esos cambios para modificar los productos que se están utilizando, solo así serán efectivos. Esto se debe a que cualquier alteración en la alimentación o el estilo de vida alteran la producción del sebo. Una enfermedad o el uso de ciertos medicamentos también pueden afectar a la dermis y la epidermis. La edad es otro factor que hay que tener en cuenta.
Por último, hay que elegir productos dermoestéticos de calidad, que garanticen que se han elaborado con los mejores ingredientes para ser efectivos en cada uno de los tipos de piel que se han descrito. Además, confiar en una marca conocida como IDP, te dará la seguridad de que se han pasado todos los controles que avalan que se trata de cosméticos seguros.
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