Mejorar la cicatrización de la piel
Todos contamos con cicatrices en nuestro cuerpo de cuando éramos pequeños, de algún golpe, accidente o, incluso, de alguna operación. Pero ¿cómo podemos mejorar la cicatrización para que no quede tanta marca?
Las cicatrices son parches que aparecen en la piel para cubrir nuestras heridas. Existen muchas clases, las hay delgadas, gruesas, rosadas, rojas o algo brillantes.
Índice de contenido
¿Qué cuidados debemos seguir?
Las cicatrizaciones no siempre son fáciles, sobre todo si sufrimos alguna enfermedad, que puede retrasar y entorpecer el proceso de cicatrización. Debemos evitar, si se puede, los medicamentos con corticoides. Además, la piel no debe recibir radiación UV ni debemos fumar.
Si evitamos estas rutinas o hábitos y, además, llevamos una buena nutrición en la cual consumimos muchas vitaminas, conseguiremos que la cicatrización sea más rápida.
Mecanismo de cicatrización cutánea
La piel es esencial en nuestro cuerpo. Nos protege del medio ambiente y, por ello, es tan importante la cicatrización ya que, si tenemos una herida abierta, puede ser la puerta de entrada de infecciones.
La cicatrización detiene las hemorragias, nos protege y cierra las heridas. La piel debe volver a su sitio y, con el paso del tiempo, debe volver a su estado original o, al menos, con el aspecto más parecido posible.
Dentro de la cicatrización, nos encontramos con una serie de etapas que se dan hasta que la piel se regenera por completo. Se destacan tres fases:
1. Fase inflamatoria
Cuando nos enfrentamos a una operación o nos hacemos un corte o herida, lo primero que sucede es una coagulación de sangre. De este modo, nuestro cuerpo nos ayuda a detener la hemorragia.
Nuestro cuerpo pasa a defendernos de los gérmenes externos y el tejido de la piel que está dañado se destruye. Los capilares sanguíneos empiezan a favorecer el paso de plasma y de los anticuerpos a la zona débil de nuestra piel.
2. Fase de recuperación
Esos pequeños vasos sanguíneos empiezan a recuperarse de forma gradual, rellenando la pérdida de tejido mediante la síntesis de fibras de colágeno.
Se construye un nuevo epitelio de forma superficial, el cual se empieza a contraer para juntar la piel y conseguir que esta se cierre por completo. Debemos evitar que se deforme, ya que es en este paso cuando se forma el aspecto de la cicatriz.
3. Fase de maduración
En esta fase, la piel empieza a coger su estructura e intenta volver a su estado “normal”, al igual que la red vascular. Se empieza a incrementar la resistencia de la piel y la elasticidad para conseguir su firmeza. El proceso hasta que la cicatrización finaliza comprende un periodo de tiempo de unos dos años, aproximadamente.
¿Qué factores afectan?
Debemos tener en cuenta que no todas las partes del cuerpo cicatrizan igual. Por ello, dependiendo de la zona en la que se encuentre, la cicatrización será más o menos eficiente.
Si la zona de cicatrización está localizada en espalda o pecho, suele haber más riesgo de separación de los bordes y, por esa razón, la cicatrización sería hipertrofia o queloidea.
Cuando son en rodillas o tobillos, necesitan más tiempo para su recuperación total. Debemos estar atentos para evitar que se deformen y comprobar que la cicatrización está siguiendo su curso normal.
Lo ideal para conseguir una buena cicatrización es llevar siempre ciertas precauciones. Uno de los factores es el peso y la presión. Debemos evitarlos durante unos meses en la zona afectada para que los bordes no se separen.
Tenemos que protegernos en todo momento de la radiación solar, siendo recomendable utilizar fotoprotección alta. Si exponemos una piel dañada a las radiaciones, podemos sufrir hiperpigmentación.
No solo debemos protegernos en verano, sino que debemos tener presente lo delicada que es la piel en una zona dañada. Por lo tanto, debe protegerse durante el periodo de cicatrización, lo que suele ser entre 6 meses y 2 años. Si no evitamos el sol, la cicatriz tendrá un tono diferente al de nuestra piel y se nos quedará la marca permanentemente.
Cuidados de la piel
¡Es necesario proteger en todo momento la zona afectada!
El médico nos aconsejará algunas rutinas para que le hagamos un seguimiento diario. Si es una herida menor y, por lo tanto, no es necesario acudir al médico, debemos desinfectar la herida y estar atentos a la cicatrización. Podemos consultar con nuestro médico o farmacéutico qué productos utilizar y qué fotoprotector podemos aplicar para evitar la posible aparición de manchas.
Antes de la utilización de un tratamiento, debemos limpiar y desinfectar siempre. Para ayudar a sanar las heridas, hay que tener en cuenta el secado, la hidratación y la nutrición de las cicatrices. Si los tratamientos que utilizamos tienen ingredientes con calmante, nos ayudará a no sufrir picores ni molestias.
Mala cicatrización
Si la cicatriz comienza a hincharse entre las 6 primeras semanas, hasta los 3 meses, es porque se está creando una cicatriz hipertrófica. Asimismo, pueden empezar a ponerse rojas y acabar convirtiéndose en cicatrices queloideas.
En el caso de que la cicatriz sea por causa de una operación, debemos estar en revisión los 3 primeros meses para que no se produzca una mala cicatrización. Para evitar este problema, es conveniente hacer un seguimiento con un profesional.
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